Como sabéis, existen dos tipos de encajes: encaje de bolillos y encaje de aguja.
Aunque de encaje de aguja sé poco, no por ello no lo valoro a su inestimable valor, tengo unas pocas piezas y me entusiasma cada vez que puedo ver alguna. En Brujas hemos podido ver muchos encajes antiguos, pero en Francia también tenemos varias zonas de encaje de aguja de mucha relevancia.
En el siglo 16-17 en Francia hay muy poca producción de encaje, tanto aguja como bolillos, y los nobles se gastan millones en encajes sucumbiendo a la moda. Como consecuencia, la riqueza se va de las fronteras minorando la economía del país.
Para resolver el problema, Colbert, Primer Ministro del Rey Louis XIV, decide crear Manufacturas Reales, en 1665, que tienen que difundir y mejorar la calidad del encaje, tanto de aguja como de bolillos.
Crea una Manufactura en Alençon, pequeña ciudad normanda al sur de Caen, donde se va a desarrollar esta técnica, dar trabajo a muchas mujeres en los pueblos y levantar la economía de la zona.
Primero se trabaja el Punto de Francia, y enseguida evoluciona hacia el Punto de Alençon. Se abre también un despacho en Argentan, otra pequeña ciudad que se encuentra cerca, y que dará lugar a otra evolución del encaje de Alençon, aumentando su ligereza y diversificando el tamaño de la malla.
Hoy en día, las autoridades tienen consciencia del patrimonio que representa el encaje en esta región.
En Alençon tenemos un atelier national, donde encajeras del Estado siguen trabajando y creando encajes de aguja, y un museo de bellas artes y del encaje. Este último acaba de comprar en una puja en París por 65.000 euros un velo de novia que os quiero enseñar porque es simplemente maravilloso. Ahí lo dejo. ¡Que lo disfrutéis!